Tribulaciones monetarias al margen, casi todo lo demás juega a favor de la capital de Massachusetts. Ser el domicilio de dos de los equipos legendarios del deporte estadounidense, los Red Sox y los Celtics. Alojar algunas pinacotecas de primerísimo nivel, como el Museum of Fine Arts. Tener entre sus atractivos el Faneuil Hall Marketplace, que pasa por ser uno de los shoppings mejor surtidos —que ya es decir— de Estados Unidos. Una vida nocturna a la altura de su populosa comunidad universitaria. Su pequeña escala de ciudad caminable (algo que siempre se agradece en Norteamérica). Una densidad histórica sin parangón en este país todavía demasiado joven...
Dónde me hospedo
Vistos los precios disparatados, un recurso socorrido lo forman los espartanos albergues del Young Men's Christian Association (YMCA). Su ubicación es muy céntrica y le pueden servir a uno para convencerse de que viajar sin lujos también tiene su punto de encanto.
Dónde como bien sin que sufra mi bolsillo
Este corresponsal se confía siempre al criterio etnogeográfico. Por eso evita los restaurantes europeos, que siempre defraudan, y 'brujulea' hacia lo étnico. Los coreanos y tailandeses constituyen, probablemente, la mejor opción calidad-precio. Una garantía. En el brete de tener que elegir un nombre, uno se queda con Don Ricardo, un peruano en el barrio del South End que sirve unos pescados exquisitos. En plan de economizar, siempre cabe la opción de comerse una pizza de notable a sobresaliente en alguna de las tiendas de la cadena local Upper Crust.
Dónde me doy un paseo
Boston se camina fácil. Si uno se abandona al simple callejeo, acabará llegando a los lugares que hay que visitar sí o sí: Boston Common, el barrio patricio de Beacon Hill, el South End, el templo del béisbol de Fenway Park... Si el viajero se cansa de caminar siempre, puede tomar el metro y acercarse a la vecina ciudad de Cambridge, sede de las prestigiosas universidades de Harvard y el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Sólo por contemplar la hermosa vista del Río Charles desde los vagones del ruinoso subway bostoniano, vale la pena el paseo. Si te pica la curiosidad, puedes aprovechar el viaje para darte un atracón de 'turismo científico' en los fantásticos museos temáticos de los campus de Harvard y el MIT.
Dónde me doy un capricho
Caprichos el visitante puede dárselos en Boston a granel, ya que la ciudad tiene una oferta comercial donde difícilmente se echa en falta una marca, un producto de moda, un clásico o una rareza de sibarita. Es un destino particularmente memorable para los bibliófilos. Abundan las librerías independientes, casi todas con una sección primorosa de segunda mano. Librerías donde adquirir joyas y curiosidades varias por seis u ocho dólares. Un buen prólogo lo componen Ars Libri, en el South End, y Harvard Book Store, en Cambridge.
Dónde me hago la foto del viaje
Una sugerencia sería documentar la visita a 'Titletown' —como se llama a Boston tras los reiterados éxitos de sus clubes— con una foto de ambiente en un partido de los Celtics, los Red Sox o los Patriots. Conviene ponerse pronto a la tarea de encontrar entradas, porque los estadios se llenan fácil. No hay fecha —ni contrincante— malos. Cualquier rival es competitivo.
1 comentario:
A different and nice blog!!!. Good luck
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